“Nadie
puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La
vida es un todo indivisible”.
Mahatma
Gandhi
No cabe duda que la complejidad del
hombre es interminable, a medida que evolucionamos la satisfacción de nuestras
necesidades y gustos se vuelven más ricas en variedad para aquellos que se
dedican a producir dichos satisfactores.
Hay una parte muy dentro del ser
humano llamado voyeur, que es un
termino francés para describir al individuo que requiere de observar a otras
personas desnudas o en pleno acto sexual para obtener placer sexual. Según los
sexólogos, el voyeurista, observa en total anonimato a otras parejas para
recibir un estímulo adicional, parece ser que generalmente va acompañado de un
sentimiento de inferioridad o timidez y de cierta incapacidad de relacionarse
con el sexo opuesto generado desde la niñez y adolescencia. A estos individuos
se les considera inofensivos, puesto que no ponen en peligro a la pareja
observada, ya que lo último que desearían es ser descubiertos observando, en
esto hay un placer bastante extraño porque parte de todo esto es, precisamente
el anonimato.
Todo esto puede caer dentro del ámbito
de lo “normal” mientras que no se llegue al extremo de practicar el voyeurismo
o voyerismo para establecer una relación plena y permanente con una pareja.
Pero el voyeurismo no es limitativo a
las practicas sexuales, sino pudiera ser aplicado a cualquier mirón (termino
común y corriente con el que se le define) siempre y cuando irrumpa en la
intimidad y sin consentimiento del observado. Para ser voyeur se necesita a un
exhibicionista, es decir para que realmente funcione esto, se requiere de éste
binomio inseparable, aquí el problema es que el exhibicionista no siempre lo es
concientemente, sino que puede ser una victima de la situación o circunstancia.
En menor grado, el hecho de ver una película en el cine recreando situaciones
íntimas, ver fotografías publicadas de algún hecho vergonzoso y reprobable por
la sociedad, ir al teatro u otro lugar público que presente sexo en vivo, nos
hace voyeristas.
Ya en otros tiempos, el ser humano
gustaba de ver ejecuciones públicas, que aunque llenas de repudio y odio, el
morbo era tal, que no podían dejar de ver el desenlace final, los ejemplos son
interminables, el coliseo romano, las decapitaciones francesas, las quemas en
la hoguera, los linchamientos en nuestro país, etc. A pesar del conocimiento de
la Carta Mundial de los Derechos Humanos, de la sensibilización por parte de
las diferentes religiones, la corriente humanista que ha llegado a las esferas
empresariales dándole mayor valor al capital humano que a los recursos
materiales, todavía sacamos a la luz pública ese instinto primitivo e irracional
dándole tintes de “información y entretenimiento familiar” es decir… haciéndolo
de una manera socialmente aceptada.
Para los que desconocemos hasta donde
debe llegar la competencia y ética del periodismo, nos parece monstruoso que
con el afán de vender una nota
periodística tengamos que ver imágenes repugnantes de cuerpos calcinados,
lacerados, torturados, etc., si ya con la misma crónica de los hechos resulta
espeluznante. Se pagan grandes cantidades de dinero por tener una toma única
del evento. Hace un tiempo, escribí sobre como la guerra se había convertido en
un pretexto más de mercadotecnia[i],
refiriéndome a la guerra en Irak y las cosas no han cambiado… o mejor dicho sí,
porque ahora la tecnología nos permite cada día estar más cerca del lugar de
los hechos.
Recuerdo cuando murió la princesa
Diana, revistas muy importantes pagaron grandes cantidades de libras esterlinas
por fotografías del accidente y como la corona británica duplicó esas
cantidades para impedir que se publicaran. En el ambiente artístico y
empresarial se da mucho el comercio de imágenes que ayudan a vender programas
televisivos y publicaciones impresas, de hecho se puede considerar voyeur a la
profesión del fotógrafo paparazzi, ya que su éxito precisamente esta en obtener a
través de la falta de consentimiento de sus víctimas las tomas más rentables de
sus actividades cotidianas y vida íntima y por supuesto para lograrlas,
necesita de un acoso constante y de hacerla de mirón hasta que logra su
objetivo. Otras profesiones y oficios, sin quererlo pueden tener practias
voyeristas, como los médicos psiquiatras, psicólogos, confesores, hipnotístas,
retratístas, etc.
Después de un escándalo en que se vio
envuelta Michelle Vieth por haber salido publicado un video con escenas íntimas
con su pareja y la racha de video-escándalos de la política mexicana[ii],
salió a relucir a través de una investigación que realizó Federico Anaya[iii]
en un noticiero de la televisión mexicana en abril del 2004, un mercado negro
de videos pornográficos voyeuristas, filmados en vivo y con personas huéspedes
de algunos moteles de la ciudad de
México y que según vendedores del barrio de Tepito, estaban teniendo más éxito
que los filmados con actores profesionales. Según esta investigación, este es
uno de los delitos que goza de mayor impunidad ya que invadir la intimidad no
es considerado como delito y por sí fuera poco, por razones de pudor e imagen
personal, no se realizan denuncias del mismo, así que mujeres y parejas
son grabadas sin autorización y tampoco se puede detener la distribución de este género
pornográfico conocido como sexo real, porque sí no hay querella[iv]
no hay delito que perseguir.
Nuestro Poder
Legislativo, dentro de las sesiones del Congreso de la Unión ha sido
evidenciado y ridiculizado como una vícitma más del voyerismo, en palabras de Javier
Esteinou: “con la anuencia del Estado
mexicano, desde la década de 1920, vía la radio, y desde los años de 1950, vía
la televisión, la imagen pública del Congreso de la Unión fue construida desde
las políticas privadas de los medios comerciales, y por lo tanto, desde la
tiranía del raiting manejada por la lógica del mercado; y no de otras dinámicas
de articulación Estado-sociedad. Debido a ello, en muchos momentos la imagen
del Poder Legislativo fue elaborada y transmitida con simples criterios de
obtención de auditorios cautivos y no desde las bases para la construcción de
una ciudadanía mejor informada para decidir sobre los asuntos y procesos
públicos de la agenda nacional. Así, la imagen colectiva del congreso quedó
secuestrada durante muchos años por la dinámica lucrativa y los intereses
particulares de los medios comerciales. En este contexto, el Congreso se
convirtió en un espectáculo más del imaginario mediático que vendieron los
medios durante varias décadas según las exigencias del raiting. De esta forma,
el Poder Legislativo quedó como rehén de los medios privados que en muchos
momentos, sólo lo presentaron, por un lado, como parte de sus géneros
espectaculares al ridiculizarlo como un espacio de conflictos, ineficiencias,
pleitos, insultos, irracionalidades, chantajes, golpes e irresponsabilidades
legislativas. Por otro, al difundir lo anecdótico, lo minúsculo, lo secundario,
lo irrelevante y lo insustancial de la imagen del Congreso y marginar el conocimiento
de la gran función pública y vertebral del mismo para mantener el equilibrio
político nacional.”[v]
Ya
algunos países están tomando cartas en el asunto, por ejemplo en septiembre del
2003, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes en Estados Unidos votó
unánimemente a favor del Acta de Prevención del Video-Voyerismo una ley que
castiga hasta por 100,000 dólares a quién se encuentre tomando fotos de personas en lugares privados
y sin autorización. La reforma permitió la inclusión de teléfonos móviles
dotados de cámara como dispositivos que permiten tomar las imágenes ofensivas,
lo que ha sido interpretado por varias oficinas públicas y privadas como un
permiso especial para controlar el acceso de dichos aparatos sin violar las
libertades individuales de sus visitantes.
El desarrollo de productos que incitan a la práctica del voyerismo
como los teléfonos celulares con cámara de fotografía y video integrada ha
tenido un éxito rotundo en todo el mundo, según una empresa de investigación de
mercados llamada Gartner[vi]
estima que en el 2005 se venderán en todo el mundo unos 159 millones de celulares con cámara, el 104% más que el año
pasado, la organización Privacy Internacional gestionó ante el congreso de
Estados Unidos una solicitud en la que se pide a los fabricantes incluir algún
tipo de señal auditiva o sonora en el momento de estar funcionando la cámara.
No es que un celular pueda causar más daño que una cámara digital portátil,
sino es el uso anti-ético que se pueda dar al mismo.
Ya se han reportado hechos de personas que utilizando su celular
con cámara, han irrumpido en lugares públicos como gimnasios, teatros,
hospitales, etc., para tomar fotografías que después venderían a revistas o
incluso a Internet en sitios donde se publican fotos inéditas de celulares. En
Irak, un infante de marina, fotografió a prisioneros iraquíes mientras estaban
siendo torturados por el ejército norteamericano, se dice que de la misma
manera fue sorprendido Maradona en el hospital mientras convalecía de un problema
de drogas en el momento que se encontraba inconciente y en otra ocasión
mientras se drogaba en un cuarto con una acompañante femenina. Y en las
universidades, en dónde siempre se tiene que estar luchando con el tráfico de
exámenes, el celular ha venido a ser una útil herramienta para aquellos que
quieren evadir la responsabilidad de preparar un examen, quién lo contesta, lo
fotografía en el momento y lo reenvía como mensaje a sus demás compañeros o en
el mejor de los casos, lo vende y todo esto pasa desapercibido por el profesor,
quien en algunas ocasiones no solamente es víctima del voyeur, sino también del
chantaje por los que lo acompañan el viernes por la noche a tomarse unas
cervezas en un bar.
Satisfacer la demanda del mercado ha
llevado a la televisión mexicana a la transmisión de programas de corte voyerista, los más
ingenuos e inofensivos como Cámara Infraganti de Oscar Cadena que pasaba hace
veinte años por Imevisión, hasta llegar a los Talk Shows de Cristina Saralei y en nuestro país, Cosas de la Vida y Al otro lado del espejo con
Rocio Sánchez Azuara, Hasta en las mejores familias con Carmen Salinas en donde se ridiculizaban,
humillaban, degradaban a los participantes al grado de recibir insultos y hasta
golpes entre ellos y por la misma audiencia.
Ahora llegamos a extremos de
televisión voyerista con los Reality
Shows como los primeros Big Brother, Operación Triunfo y La Academia y otros que se han
desarrollado como Toma Libre, Las hijas
de la madre tierra, Ay amor, Taxi libre, entre otros en México y que decir de las
cadenas norteamericanas que transmiten programas como: Extreme Close Up, Fashion Emergency, Enchulame la máquina (Pimp the
ride), Invadecuartos, American Idol, Extreme Makeover, The bachelor, The
bachelorette, Dismissed, La isla de la tentación, Blind faith…do you have it?,
Big Diet, Fear Factor, Jackass, Los Osbournes, Ana Nicole Smith Show, The Aprentice
etc., etc., etc.
La lista es interminable… ¿hasta donde
es permitido esto?, por el momento la Constitución de los Estados Unidos
Mexicanos en el artículo 6to en que
menciona que la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna
inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque la moral,
los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público; el
derecho de la información será garantizado por el estado, de alguna manera está
dando luz verde para que se sigan transmitiendo este tipo de programas, ya que
probar la lesión a la moral, el delito y la perturbación al orden público es casi
imposible y más que no se presentan denuncias públicas generalizadas a menos
que provengan de algún organismo social que no esta representando la voz de la
mayoría, quienes sí se gozan de dichas transmisiones.
Según la Ley Federal de Radio y
Televisión[vii]
en el artículo 10 dice que compete a la Secretaría de Gobernación vigilar que
las transmisiones de la radio y televisión se mantengan dentro de los límites
del respeto al a vida privada, a la dignidad
personal y a la moral y que no ataquen los derechos de tercero y que no
provoquen la comisión de algún delito o
perturben el orden y la paz pública. El artículo 63 dice que quedan prohibidas
todas las transmisiones que causen corrupción del lenguaje y las contrarias a
las buenas costumbres, ya sea mediante expresiones maliciosas, palabras o
imágenes procaces[viii], frases y escenas de
doble sentido, apología de la violencia y del crimen; se prohíbe también todo
aquello que sea denigrante u ofensivo para el culto cívico de los héroes y de
las creencias religiosas, o discriminatorio de las razas; queda asimismo
prohibido los recursos de baja comicidad y los sonidos ofensivos.
Siguiendo con esta breve y respetuosa
revisión de nuestras leyes, el Nuevo Reglamento de Radio y Televisión que entró en vigor con el Plan Nacional de
Desarrollo 2001-2006 y que fue expedido considerando que la Ley Federal de
Radio y Televisión que había entrado en vigor en 1973 ya no correspondía a la
realidad política y social de nuestro
país, dice en su artículo 34 fracción IV: Realizar transmisiones que causen
corrupción del lenguaje y las contrarias a las buenas costumbres, ya sea
mediante palabras, actitudes o imágenes obscenas, frases o escenas de doble
sentido, sonidos ofensivos, gestos y actitudes insultantes, así como recursos de
baja comicidad.
Hasta donde puedo entender, no
deberían ser transmitidos estos programas ya que ellos se encuentran plagados
de imágenes, actitudes, lenguaje, gestos, denigración humana, etc., y por otro
lado, las empresas y organizaciones no deben tomar actitudes paternalistas
hacia el mercado objetivo, es y debe ser el mercado quien maduramente elija lo
que quiere y desea adquirir, ver y escuchar, así que encontrar un punto de
equilibrio en el que tanto consumidores, empresas y sociedad obtengan lo que
necesitan sin menoscabo de los valores e integridad del ser humano, debe ser
una tarea sumamente difícil de lograr y es solamente al apego de la sana ética
que los profesionales decidirán sobre
que es lo que más conviene hacer en términos más humanos que materiales.
Por cierto, gracias al artículo 7mo y
8vo de nuestra Carta Magna, es que hoy estoy expresando mi particular punto de
vista. En la universidad donde trabajo, he hecho mesas de discusión con mis
alumnos para encontrar un punto de equilibrio entre lo que debe ser el sano
aprovechamiento de una oportunidad de negocio, el cumplimiento de los objetivos
empresariales, la ética de la mercadotecnia y los negocios y la protección de los valores humanos, resulta
verdaderamente difícil encontrar la salida de este laberinto y entramado de
ideas, la tendencia de los mercados es clara, la modernidad e innovación
también lo es, como la reactivación de nuestra economía, la generación de
empleos, el servicio a nuestros clientes y consumidores y otras cuestiones, por
lo que las decisiones se encontrarán dentro de cada uno de nosotros, de cada
profesional, investigador, comunicador y empresario.
[i] “La guerra un pretexto mas de mercadotecnia” Lic. Yolanda G.
Núñez Palacios, http://www.masterdisseny.com/master-net/univa/0005.php3,
Mayo 2003
[ii] La corrupción expuesta en videos anónimos filmados por particulares a
integrantes del gobierno del Distrito
Federal, noviembre del 2004
[iii] Investigaciones especiales, “Invasión a la privacidad por pornografía”
por Federico Anaya, 28 de Abril del 2004,
http://www.tvazteca.com/hechos/archivos2/2004/4/94023.shtml
[iv] acusación, queja o litigio.
[v] Dr. Javier
Esteinou Madrid, Investigador Titular
del Departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Xochimilco, México, D.F., México.
[vii] Cámara nacional de la Industria de la Radio y la Televisión, http://www.cirt.com.mx/bienvenida.html
[viii] desvergonzadas, atrevidas, insolentes e irrespetuosas.
Comentarios
Publicar un comentario