“Es necesario aprender lo que necesitamos y
no
únicamente lo que queremos”
Paulo Cohelo
Otra variante del
concepto “producto” lo encontramos en los servicios, acuérdese que en mercadotecnia
los bienes, personas, instituciones, lugares, ideología, doctrinas, política,
recreación, asistencia médica y social, transportación, etc., es decir todo lo
que se pueda colocar en el mercado, incluyendo lo que consideramos servicio,
son productos.
Algo característico
del servicio es su nivel de intangibilidad en comparación de los bienes, que
son eminentemente tangibles. Aunque
cabría una oportuna aclaración y es que ningún bien es puramente tangible, como
ningún servicio es totalmente intangible.
Y es que en el caso
de los bienes, existe una parte de ellos que es intangible como sería la
calidad, la marca, la satisfacción que provoca al usarlo, la personalidad
implícita en él, el estatus y prestigio que se obtiene al adquirirlo, es decir,
todos los aspectos psicológicos-emocionales,
relacionados con el uso y consumo del mismo. Es de llamar la atención
que al hacer la evaluación de un bien, el consumidor, no solo toma en cuenta la
parte física, es decir, la tangible del producto, sino que lo califica en razón
de… lo bien que me hizo sentir, lo bien que me hizo ver ante los demás, la
sensación de seguridad que me ofrece, lo joven y bella que luzco, lo sexi que
luces, la imagen ejecutiva que se proyecta, etc. Todas estas razones y más han
servido para posicionarse y como observará no tienen nada que ver, en algunos
casos, con la composición física-química del producto, con el tamaño y diseño,
con la cantidad, capacidad y presentación, el precio, el lugar donde se
adquirió, etc., aunque al final una correcta combinación de todas las partes en
que se puede descomponer un producto,
ayudaría a encontrar su lugar en el mercado.
Caso contrario sucede
con un servicio, al adquirirlo el consumidor no solamente desea obtener de éste
el motivo que lo orillo a elegirlo, sino también le interesa todos los aspectos
físicos involucrados en la prestación del servicio y estos son muchos. Trataré
de ir mencionándolos de uno por uno y su importancia para que el servicio sea
calificado como óptimo.
Imaginemos pues que
nos encontramos en la sala de espera de un consultorio dental, aquí tenemos un
ejemplo de un servicio no-buscado. De entrada, la resistencia del paciente
(cliente) es muy alta para adquirirlo, generalmente tendrá razones de mucho
peso que lo llevo a tomar la decisión de contratarlo. A esto le agregamos que,
a pesar de tener cita a una hora determinada…¡nunca es atendido! en el momento
en que llega, por tanto, tendrá que hacer espera en la sala. Para matar el
tiempo de espera, generalmente en la mesita del centro hay revistas y
periódicos. Para sorpresa del paciente, éstas son de varios años atrás y el
periódico de la semana pasada, así que la angustia y desagrado empiezan a
aflorar. Sí opta por simplemente quedarse sentado, tal vez la siguiente opción
que tenga es un televisor encendido, por supuesto en un canal o un programa que no le resulta para nada
interesante. Al fin llegó la hora de pasar a ser atendido, el consultorio (que
de sobra sabe que es de un dentista) se encuentra decorado con posters de diferentes
laboratorios que anuncian medicamentos para curar cualquier cantidad de
infecciones de la boca y el colmo es que están insertas las fotos de dichas
atrocidades bucales, sí gira la vista, se va a encontrar con una amplia
colección de dentaduras y prótesis dentales y que decir del concentrado olor de
la esencia de clavo, aromatizante obligado de todo consultorio. En fin, se
recuesta sobre el diván, sillón o como se llame, para ser atendido, ahora lo
único que le queda es contar las fisuras del techo y telarañas que se asoman
por las esquinas. El médico es excelente, el servicio que le brindo a su boca,
es de primera calidad; pero la experiencia del cliente-paciente es
verdaderamente deplorable. De que se queja, sí se cumplió con lo contratado
(una endodoncia).
Lo que viene a
suceder en el caso que narré con cierta exageración es que, el médico
odontólogo, como prestador de un servicio a un ser humano, olvidó que no nada
más su boca debe ser atendida, sino también a él de una manera integral. Tomar en
cuenta primero, que se está ofreciendo un servicio no-buscado, segundo, hay que
provocar el deseo de querer atenderse con más frecuencia, no solamente apelando
a las consecuencias de salud e higiene bucal por falta de atención y tercero,
tener la clara concepción de lo que significa “la experiencia del cliente”.
En el caso de los
servicios es mucho más notable la satisfacción de los clientes por la
experiencia vivida durante el proceso de la obtención del servicio. Pareciera
ser que en hoteles, restaurantes y transportación es dónde se puede explotar
con más notoriedad la experiencia del cliente y en las tiendas departamentales,
joyerías, zapaterías, entre más categoría tengan, el valor de la experiencia es
mucho mayor.
En alguna ocasión me
platicaban unos alumnos de una estética a la que asistían, que se encontraba
bellamente decorada, con una música ambiental agradable, con una sala de espera
muy confortable, se les ofrecía a los caballeros una copita de brandy o whisky y a las damas un capuchino, americano o
expresso con una generosa rebanada de pastel, además de siempre ser llamados
por su nombre de pila y recordar
claramente, cuáles eran sus gustos y preferencias. No solamente queda ahí,
manejaban eficientemente sus bases de datos, así que llamaban personalmente a
sus clientes por motivos de cumpleaños y otras fechas conmemorativas, para
recordarles que ya era tiempo de pasar a arreglarse el pelo, las uñas, etc.,
para ofrecerles promociones especiales,
para hacerlos sentir bien y queridos al final de cuentas… y el precio,
ligeramente más alto que en cualquier estética convencional. La relación costo-beneficio es óptima, ya que el
beneficio adquirido es muy por arriba del costo de adquisición.
Regresándome a dos
párrafos atrás, al evaluar un servicio, el cliente verá todo lo que le rodea,
además lo que va implícito en él. No era una endodoncia, ni un corte de pelo,
también estaba, el ambiente, la música, la decoración, los objetos materiales,
la presentación, presencia y la actitud del prestador de servicio, el
seguimiento, la atención durante el consumo del servicio, antes y después del
mismo, que al final es lo que puede marcar la diferencia entre las empresas y
profesionales prestadores de servicio. A esto se le ha llamado Modelo de
Servucción[1]
que consta de dos partes: la visible para el consumidor y la parte que queda
oculta. Los elementos visibles están compuestos por: un contexto inanimado, el
personal de contacto o prestador de servicio y otros clientes. La parte
inanimada son todos los aspectos
tangibles que el cliente busca alrededor de un servicio y que como dije, sirven
para evaluar la capacidad que tiene de satisfacer, por ejemplo, un profesor es
muy probable que sea evaluado también por los recursos didácticos que utiliza
para dictar una clase, el tamaño, estructura y diseño de una oficina, para
juzgar la calidad de un consultor de empresas y así sucesivamente. Quién provee
el servicio físicamente como es el personal, ya mencionado que por cierto es
tanta la relevancia de su labor, que incluso en los lugares donde se ofrece una
automatización hay quién considera falta de atención al cliente, solamente por
no tener contacto directo con otro ser humano y otros clientes que de alguna
manera comparten la experiencia del servicio, como es el caso de los lugares en
donde se reservan el derecho de admisión, en donde el cliente se sentiría
cómodo o incomodo por el tipo de personas que asisten a dicho lugar.
El valor agregado
dentro del convenio de un servicio ofrece la posibilidad de desarrollar una
ventaja comparativa a la empresa que lo presta y ésta bien puede estar en la
personalización que se ofrece, no nada más en la dedicación que se le tenga a
un cliente individual, sino el ajuste del mismo servicio a cada cliente en
particular. Con esto la probabilidad que se desarrolle la lealtad de los
clientes es alta. Y ¿qué significa la lealtad para una empresa? Significa una
importante generación de utilidades anuales. Piense por un momento el monto de
una venta que no se logró por una inadecuada atención, ahora multiplíquela por
doce meses que tiene el año, después multiplíquela por el número de veces que
perdió ventas al año. El resultado… una buena cantidad de pesos no ganada. Esto
no queda ahí, acuérdese que el cliente suele comunicar su insatisfacción a
otras personas y éstas a otras y así sucesivamente. El dinero que no se obtuvo
de utilidad, se convierte en pérdidas, a esto se le llama “costo de
oportunidad”. De ahí que se considere
“inversión” el dinero destinado a otorgar un buen servicio, ya que a la larga
la recuperación viene con beneficios extras a la compañía, no se olvide, que al
contrario un buen servicio también es transmitido por nuestros clientes quienes
se convierten en fieles promotores de nuestra empresa.
Ahora, el valor al cliente
del servicio, no solamente depende de lo que he mencionado, sino también del
cliente mismo, es decir de su propia percepción, esto provoca una
heterogeneidad al producirlo que es muy complicado poder controlarlo, debido
las circunstancias específicas del cliente como actitud, carácter, estado de
ánimo, personalidad, gustos, etc. Así que la experiencia del cliente esta
también condicionada a él mismo, por eso hay que estar realizando
constantemente encuestas de satisfacción de la calidad, para encontrar un
estándar en la misma.
Y que decir del
tiempo de espera en la obtención de un servicio, esto es otro factor
importantísimo de evaluación, de hecho hay empresas que se han posicionado por
la rapidez en la atención, como es el caso de transportación de mercancías y
personas, entrega de pizzas, el suministro de energía eléctrica, teléfono,
Internet, la velocidad de el trámite de quejas, la prontitud para servir la
mesa en un restaurante, la atención médica en los hospitales y su servicio de
ambulancias, etc., aunque aquí ya se tendría que hacer una explicación aparte,
debido a que hay servicios per se y
hay servicios añadidos a un bien. Esto
nos lleva a una característica del servicio, que es la inseparabilidad, misma
que se puede manifestar de tres maneras: una porque el proveedor siempre
permanece en el consumo del servicio, otra, porque el servicio se entiende como
tal siempre y cuando se este consumiendo por el cliente, así el cliente no se
separa del mismo a esto se le llama “incidente crítico”*, y por último, la involucración que tienen
otros clientes durante el proceso de consumo.
En general las
características distintivas de los servicios son: que se tienen que producir en
el momento de adquirirlos, por lo tanto, no se pueden almacenar, ni conservar
por espacios de tiempo distintos al consumo de los mismos, es decir son
perecederos. Por eso se han creado estrategias de reservaciones para
administrar la capacidad de producción de las servicios y al personal que habrá
de brindarlos, diferentes estrategias de precio para administrar la demanda
estacional y por periodos, así se ofrecen precios más bajos en temporadas bajas
y precios más altos en temporadas de alta demanda, desarrollar mayor demanda
con alianzas estratégicas, así por ejemplo se han colocado bancos adentro de
supermercados, cafeterías dentro de tiendas de ropa como en C & A, etc.
Y volviendo a que
existen servicios por su propia naturaleza y servicios añadidos a los bienes,
encontramos que los propiamente servicios siempre van dirigidos a las personas,
quienes son las beneficiarias directas ya sea en su persona física, como en su
persona psíquica, para explicarlo más claramente, igual como nos transportamos,
también nos divertimos, así como nos alimentamos, también nos instruimos. En cuanto
a la adición a otros bienes, compramos una suscripción al periódico y no lo
entregan a domicilio, vamos a un restaurante y nos estacionan el automóvil, aún
dentro de un bien intangible se puede agregar un servicio complementario, así
nos inscribimos en una universidad y también obtenemos intercambios
estudiantiles, seguro de vida un idioma extranjero extra o en la estancia en un
hotel obtenemos extra servicio de guardería, lavandería, recreación, gimnasio,
etc.
John Tschohl menciona
en uno de sus libros “que el costo que representan los clientes insatisfechos
es mucho mayor que el costo de suministrar un servicio”[2]
a su vez la implantación del sistema de quejas se puede capitalizar, ya que es
menos costoso atender a los clientes que se han quejado, que dejar de atender a
los clientes insatisfechos que no se llegaron a quejar. A la larga los que no
se quejaron con nosotros si lo van a hacer pero con otros clientes y otros que
pudieran llegar a serlo provocando con esto una desmercadotecnia viral, ya que
la mala información se pasa exponencialmente como en un contagio viral, y sí
estamos consientes de que esto puede suceder, entonces hay que provocar
estrategias de marketing viral, ya que el mejor promotor de un servicio será el
cliente satisfecho.
La satisfacción sobre
lo que desea el cliente es el termómetro que mide el nivel de calidad del
servicio, Tschohl dice: haga menos de lo
que los clientes esperan y el servicio será malo; haga exactamente lo que sus
clientes esperan y el servicio será bueno; pero, haga más de lo que los
clientes esperan y el servicio será percibido como superior[3].
Para posicionarse no solamente se deberá conocer el segmento de mercado es
necesario saber también cuáles son las expectativas del servicio, implementar
un plan para tratar no solamente de cubrirlas, sino tratar siempre de
superarlas y por supuesto, estar concientes de lo que la competencia está
ofreciendo al respecto.
Por lo tanto es necesario lograr un alto
involucramiento del personal de servicio y para ello es importante manejar muy
bien la satisfacción laboral, entre más satisfechos estén con sus empleos, la
actitud de servicio aumentará de manera natural. Establecer un buen sistema de
premios y recompensas, capacitación continua, exaltar la filosofía y valores de
la empresa, los hará sentirse como verdaderos colaboradores y no unos empleados
dependientes que tienen que trabajar por un sueldo, como si fuera una pesada
obligación. Se ha dado el caso que empresas de baja calidad en el servicio, ni
los empleados se sienten conformes con esto, provocando una excesiva rotación
del personal que va en menoscabo de la misma empresa, ya que lo primero que
sucede es la falta de seguimiento de los planes y programas establecidos y la
falta de identidad con la empresa se refleja en una deliberada apatía para
servir.
De la misma manera
que la empresa comunica los bienes, deberá comunicar los servicios, es decir la
misma mezcla de promoción puede y debe ser aplicada para los servicios, la
promoción de venta, la publicidad, las relaciones públicas, venta directa y
personal. Acuérdese que aunque es un intangible, éste se construye a base de
elementos tangibles, que funcionan como evidencias de un buen servicio, desde
la elaboración de una factura, el ticket de compra en la caja registradora, los
uniformes del personal de servicio, su presentación, la limpieza de los baños,
lavabos, espejos, las vidrieras, aparadores, lámparas y candiles, el diseño de
las vajillas, sillones, camiones, autobuses, aire acondicionado, televisión, música
ambiental, tiempo de espera, salas de espera, etc. Y cuidado con las encuestas
de calidad en el servicio, ya que estas suelen ser molestas a quién las llena y
sobretodo sí llega a descubrir que sus opiniones no se han tomado en cuenta.
[1] Hoffman
y Bateson, “Fundamentos de Marketing de Servicios” Thomson Learning, México 2
002, p. 10
* Es
la interacción constante y concreta
entre el cliente y el prestador de servicio.
[2] TSCHOHL
John, “Servicio al cliente, el arma secreta de la empresa que alcanza la
excelencia” Editorial Pax, México, 2 001 p.
[3] Idem,
p. 49
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