Yolanda G. Núñez Palacios
Luego que la empresa a trabajado para desarrollar un producto, le ha
puesto marca y precio, es necesario
ahora que piense en la forma que habrá de colocarlo en el mercado. Pensar la
forma más sencilla para la empresa, en la que se aprovechen al máximo los
recursos disponibles y sobre todo, pensar en la conveniencia del
cliente-consumidor, facilitándole poder adquirir los productos con el más
mínimo esfuerzo en tiempo para localizarlos en el mercado y poderlos comprar.
Esto es a lo que se le llama una buena estrategias de distribución, en
la que nuestro producto siempre va a estar cuando se le solicite y en el lugar
que se le busque, en las cantidades requeridas,
adelantándonos a la competencia en tiempo y espacio.
Antes que el producto esté listo para introducirlo en el mercado, los
directivos de mercadotecnia deben determinar
cuáles métodos y medios emplearán para hacerlo llegar. Esto supone
establecer estrategias para los canales de distribución del producto y la
distribución física o logística.
Para cumplir con su función de distribución, las empresas disponen de
una red de organizaciones, generalmente independientes que reciben el nombre de
intermediarios en la cadena de distribución. La organización de las relaciones
de una empresa con los miembros de su cadena de distribución constituye la base
de lo que se llama gestión de los canales de distribución.
Paralelamente a la gestión de las relaciones de la empresa con sus
canales se encuentra la necesidad de realizar la gestión de la relación entre
consumidores y clientes. Esta tarea constituye la llamada gestión logística de
la distribución que generalmente correrá a cargo de los intermediarios de
mercadotecnia.
Muchas empresas que fabrican
productos de consumo como: Los productos para el aseo personal, los productos
de uso casero, la ropa, muchos de los alimentos, etc. necesitan de
intermediarios detallistas para hacerlos llegar al consumidor final ya que es
muy complicado para la empresa ser ella quién lo haga, es como sí se tratara de
una carrera de obstáculos, en donde la meta se encuentra lejana y para poder
llegar rápido y eficientemente se necesita de relevos, que correrán distancias
cortas a mucha velocidad y sin tanto desgaste, formando verdaderas redes que
cubran todo un territorio. Las empresas deberán hacerse las preguntas que
resultan básicas para saber cuales son los medios de distribución más
apropiados, tanto para ellas como para el
consumidor, saber qué restricciones se encuentran dentro del mercado y
cuáles son generadas por la misma empresa, por falta de la eficiencia de hacer
llegar oportunamente los productos al consumidor en el lugar y momento que el
mercado lo requiera.
Un dato importante es saber cuál es el tiempo de
tolerancia de nuestro cliente final, y la importancia que para él tiene nuestro
producto, ya que sí en un momento de querer adquirirlo no lo encuentra y en su lugar encuentra otro similar en
cuanto a precio y calidad, pensando que
le era muy importante en ese momento tenerlo, terminará comprando el de la otra
marca, es por de más mencionar, que al tiempo de la recompra, la probabilidad
que siga comprando la última marca adquirida por su disponibilidad es muy
alta. Cabe aclarar que este caso se dará
en productos que tienen bajo involucramiento para el consumidor, ya que en el
caso de productos de especialidad o de alto involucramiento, la espera de
compra y la búsqueda se pueden prolongar, aunque no se debe olvidar que todo
tiene un límite y este puede ser la comodidad de la compra oportuna.
La teoría de ventas dice:
“Si hacer un nuevo cliente cuesta $10 pesos, recuperar uno perdido cuesta $100
pesos”. ¿Qué piensa que pasó con la persona que compró otra marca por no encontrar
la habitual? Y la usó durante una
semana. Pues es probable que la siguiente vez que vaya a comprar, adquiera la
última que tiene en su mente.
No sólo se perdió una venta,
sino la posibilidad de seguir vendiendo a este consumidor y a otros, ya que él
se encargara de desinformar sobre estas desfuncionalidades en el suministro del
producto.
Toda empresa deberá buscar en sus sistemas de distribución de
mercancías:
- Dar un mejor servicio al mercado (nuestros clientes directos)
- Equilibrar o balancear el inventario, es decir, tener lo suficiente para no cortar el suministro continuo, sin exceder los inventarios de las tiendas detallistas ni vaciar literalmente nuestros inventarios. Lograr un movimiento continuo y permanente de las mercancías para no aumentar los costos de almacenaje, buscando no aumentar tampoco los de distribución por fletes y otros costos asociados.
- Siempre tener los productos que el mercado final quiere, en la tienda que los que quiere tener y en el momento que los está solicitando.
- No perder ninguna venta en nuestro mercado final, lo que se logra con el punto anterior “c”, ya que, en este tipo de escenarios, nuestro verdadero cliente es el consumidor y no el intermediario de mercadotecnia.
Hay un caso que me llama la atención, se trata
de un refresco de cola que recientemente ha incursionado el mercado Tapatío, la
Big Cola, elaborado actualmente por AJEMEX S.A. de C.V., embotelladora localizada en Puebla, quién
está elaborando este producto con licencia de una embotelladora del Grupo KIR,
(México, Venezuela, Perú, Ecuador) Este refresco cuenta con dos únicas
fortalezas: Precio y Producto. Para un mercado como el mexicano, estas dos
cualidades resultan importantes por lo que para introducirlo se empezó por
vender en zonas populares con mucho éxito, ya que su precio es de $ 9.00 con un
contenido de 2.600 litros, que en comparación de las dos marcas posicionadas en
el ámbito mundial que se venden en
promedio de $ 12.00 con un contenido de 2 litros, resulta bastante atractivo,
además de su sabor para nada desagradable. Lentamente su cobertura ha ido
creciendo, pero muy lentamente ya que al no tener mayor inversión en una red de
distribución que logre una cobertura total, a la larga tiende a estancarse,
además de no contar con estrategias de publicidad ya que el mismo precio
resulta ser su única estrategia de promoción. El precio no da para más, sí el
producto se anunciara, entonces captaría otros segmentos de mercados; sin embargo
no podría competir con niveles superiores ya que desgraciadamente se
posicionó en un mercado de clase
baja, aún aumentando el precio no lo
lograría, porque entonces perdería su mercado cautivo. Tampoco puede crecer su
venta por la falta de cobertura y para lograrla necesita invertir en
distribución como ya lo mencioné.
Las empresas podrán sobrevivir sin uno o dos
de los elementos de la mezcla de
mercadotecnia; pero nunca sin el elemento “Plaza” (distribución), los productos
siempre deberán estar en donde se les solicite,
cuando se les solicite, las cantidades que se soliciten, con los precios
y calidades solicitadas, es decir: “lo quiero aquí y ahora”
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